Que no, que el Registro de la Propiedad no es un mero “saca cuartos”. Hoy os quiero contar como algunas personas se han metido en un buen follón por no darle la importancia que tiene. Vamos al lío.
Recuerdo que cuando estudiaba Derecho una profesora nos dijo que el Registro de la Propiedad no existía en todos los países. Que, por ejemplo, en EEUU cuando se compraba una vivienda se firmaba un seguro que cubría los riesgos que pudiera haber con la propiedad, y a cruzar los dedos para que no pasara nada.
Porque el Registro de la Propiedad no es un simple adorno. En contra de lo que muchos creen, no es un invento para dejarte sin euros. En realidad, es un instrumento básico para cubrirte las espaldas si estás interesado en comprar una vivienda o asegurar tu propiedad cuando ya la has comprado.
Déjame que te cuente un par de anécdotas para que entiendas lo que te digo.
El Registro de la Propiedad, la garantía para no liarla parda.
Resulta curioso como, si vamos a comprar cualquier cosa en Amazon, por muy chorrada que pudiera ser, antes de darle al botón comparamos todos los modelos habidos y por haber y nos leemos hasta la última de las reseñas.
Sin embargo, cuando queremos comprar o vender una vivienda un inmueble, cuando hablamos de operaciones de muchos miles de euros, nos pasamos por la Puerta de Alcalá las precauciones más básicas. Y claro, luego pasa lo que pasa y vienen los lloros.
Os pongo como ejemplo un supuesto que yo, como abogado, ya me he cruzado en varias ocasiones: hermanos que deciden poner a la venta una casa que, una vez fallecidos sus padres, les va a llegar por herencia. Y como tienen prisa en deshacerse de ella y evitar follones familiares, se vienen arriba y, tan pronto aparece un comprador, firman un contrato de arras.
Total que, por ejemplo, le pagan 15.000 €, se reparten el dinero y todos contentos. Hasta que toca ir al Notario y caen en la cuenta de un pequeño detalle. En el Registro, el inmueble sigue a nombre de la tatarabuela Anacleta. Y a nadie se le había ocurrido, antes de mover nada, actualizar la titularidad. Resulta que tampoco han hecho ninguna adjudicación de herencia, y ahora, ponerse con el tema, implica una serie de gestiones que no da tiempo material realizar en el plazo establecido en las arras.
Conclusión: no se puede firmar la escritura. Nuestros amigos, por no tomar las precauciones necesarias, acaban de perder los 15.000 € que les dieron y tendrán que acuquinar otros 15.000 € más de regalo. Toma castaña.
Otro caso muy típico es cuando alguien encuentra una vivienda a precio de risa, así que le entran las ansias y, ante los cantos de sirena del vendedor, decide adelantar dinero, pongamos los 15.000 € de antes, con una sonrisa de oreja a oreja sin pararse a pensar (total, si tiene las llaves de la casa, será porque es el dueño ¿no?)
Y justo cuando ha hecho la transferencia el supuesto vendedor desaparece. Mutis por el foro. El comprador, mosqueado, pide (ahora sí) una nota simple del Registro y comprueba que lo han engañado. En el Registro el inmueble aparece a nombre de otra persona, y al espabilado que tenía las llaves, ni se le ve ni se le espera. Estafa de libro para el comprador, al que le acaban de sisar sus ahorros.
Que las prisas no te jueguen una mala pasada. Siempre, siempre, hay que tomarse cinco minutos para ir al Registro y evitarnos sorpresas.
Pablo Romero. Abogado en Granada

Fuentes de la entrada “el Registro no está de adorno”: foto de entrada, foto de pie
Pablo Romero
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