Me escriben muchas personas que han comprado un coche de segunda mano a las que le han dado gato por liebre. Vamos, que el coche falla más que una escopeta de feria.
En estos casos, antes de irnos a palabras mayores (demanda) siempre intento arreglar las cosas por las buenas. Les mando un burofax explicando que cualquier parecido entre lo prometido y la realidad es pura coincidencia y que queremos resolver el contrato. Un poquito de por favor, se queda usted con el coche y vaya devolviendo el dinero.
Pero por desgracia, cuando el vendedor es un caradura, echan balones fuera y como tienen la sensación de que nos les pasa nada, pues que si quieres arroz Catalina.
Total, que se llega al punto en el que toca presentar la demanda. Y esta situación es muy complicada para el cliente, porque ya ha hecho una importante inversión en un coche y ahora le toca rascarse más el bolsillo para acudir a los Tribunales.
Y mientras tanto, nuestro amigo el caradura se viene arriba. Porque la Justicia es muy lenta y siempre ocurre que, tras gastársela al comprador, mientras el Juzgado echa a andar, transcurren semanas e incluso meses en los que parece que no pasa nada, a lo que el vendedor va hinchándose de una sensación de impunidad que le empodera.
Pero cuidado, que el que ríe el último ríe mejor.
Caraduras vendiendo un coche y San Martín.
Hace 6 meses demandé a una empresa de compraventa de vehículos. El vendedor le había colado a mi cliente un coche que no servía ni para la chatarra. Durante todo este tiempo el cliente me llamaba para saber novedades, con la ansiedad de quién no ve ningún avance.
Pero todo llega. Y un buen día, cuando el vendedor recibe la demanda, su sensación de impunidad se desinfla. Conforme les cae el peso de la Justicia encima, se dan cuenta de que se habían confiado y que todo era mentira. Como al que le están poniendo los cuernos pero como ojos que no ven, corazón que no siente, sigue convencido de que su matrimonio va viento en popa. Pero no, por mucho que no veas (o no quieras ver cual avestruz con la cabeza en el agujero), como decía antes, te están siendo infiel, o, en nuestro caso, el mecanismo de la Justicia se ha puesto en marcha. De impunes nada, y aunque sea apenas perceptible, hay movimiento: tarde o temprano tendrán que rendir cuentas.
Esta semana me ha llamado el vendedor. De pronto, de poner todo tipo de excusas y tildarnos de locos por querer demandarlo, hemos pasado a un curioso “no os preocupéis, me quedo con el coche y os voy a devolver el dinero porque más vale un mal acuerdo que el mejor de los juicios”, que traducido al cristiano significa “después de ver la demanda, le he visto las orejas al lobo y me ha entrado el cangüelo, mejor agacho la cabeza y pago hasta el último centavo”
Efectivamente, a todo caradura le llega su San Martín, y, aunque mi cliente haya pasado 6 meses de incertidumbre, hoy puede respirar tranquilo. Apostó por sus derechos y se puso en manos de un abogado (el que escribe). Ahora “ríe”, y ya se sabe, el que ríe el último ríe mejor.
Pablo Romero. Abogado en Granada.

Fuentes de la entrada “Caraduras vendiendo un coche”: Foto de entrada, foto de pie.
Si quieres saber como reclamar en una compraventa de coche de segunda mano, pincha en esta entrada.
Pablo Romero
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