Cuando llevo un divorcio es relativamente frecuente que, de primeras, mi cliente me diga que cree que no va a haber problemas, porque siempre que habla con su ex todo es entendimiento y buenas palabras.
Y yo siempre respondo que no se fie, precaución amigo conductor. Porque, en muchas ocasiones, pese a los cantos de sirena que vienen de la otra parte, luego nos damos de bruces con una demanda, por su parte, muy poco amigable.
Entonces suele producirse la siguiente situación: mi cliente, sorprendido, le pregunta a su ex que cómo puede ser lo que ha dicho en su demanda, a lo que el susodicho/a responde el típico: “eso no lo he dicho yo, es cosa de mi abogado”
Y de eso quiero hablaros, del mítico “es cosa de mi abogado”. Me recuerda a otra fabulosa locución: “Yo no quería beber, fueron mis amigos los que me cargaron las copas”. Con esto ya está dicho todo, no hay más preguntas Señoría.
“Es cosa de mi abogado”
Hay mucha gente que juega a dos bandas, que por un lado te endulza los oídos para no tener que discutir y llevarte al huerto, pero que, por la otra, a la hora de la verdad (en el Juzgado) saca toda la artillería pesada.
Pasa en muchos procedimientos judiciales, pero sobre todo, como os decía antes, en los procedimientos de familia. Y cuando la verdad sale a la luz viene la excusa pertinente para intentar escurrir el bulto y retrasar todo lo que se pueda lo inevitable: que el contrario no tiene intención de hacer prisioneros.
Porque ya os digo que un abogado no tiene el más mínimo interés en llevarle la contraria a su cliente. Podremos (y de hecho debemos) aconsejar, dar nuestra opinión y exponer el conjunto de posibilidades a las que puede optar. Pero la decisión final es del cliente, y nosotros ahí no podemos hacer nada. Porque, si no, te estás metiendo en un “fregao” muy importante.
Y no negaré que, como en todo gremio, hay letrados que la pueden liar parda, pero, insisto, lo normal es que cuando en una demanda se demoniza a la otra parte, no sea “cosa de mi abogado” sino que esté hablado y más que hablado con el/la cliente, y directamente sea una decisión suya.
Así que, cuando escuches de alguien esa frase, échate a temblar, porque cuando uno le está dando al drinkin sabe perfectamente lo que bebe. Nosotros (los abogados) no somos los que llenamos la copa, sencillamente, tu ex se quiere pillar un pelotazo, que no te venga con milongas.
Pablo Romero, abogado en Granada.
Fuentes: foto de entrada, foto de pie.
Pablo Romero
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