Dicen que en este mundo hay dos tipos de personas: los que no pasan por debajo de una escalera porque son supersticiosos, y lo que no lo son….pero que tampoco pasan por debajo “por si acaso”.
Eso me recuerda a cuando tu peque te llama a mitad de la noche. “Papá, papá, tengo miedo, hay un fantasma en la habitación” te dice asustado. “No te preocupes hijo, los fantasmas no existen, cierra los ojitos” respondes medio dormido. Y cuando ves que ha vuelto caer en los brazos de Morfeo, sales con sigilo de la habitación, no sin antes mirar de reojo a las 4 esquinas del dormitorio….”por si acaso”
Y es que cuando tenemos la sensación de un cierto peligro, por ilógico que este sea, no podemos dejar de estar mínimamente con la mosca detrás de la oreja. Y eso es lo que nos pasa a los abogados, que vivimos en un constante modo “por si acaso”
Pensad que todo el que nos visita nos hace partícipes de problemas, de historias que, sin quererlo ni beberlo, a veces por arte de bilibirloque, se han terminado enrevesando hasta puntos insospechados. Y nosotros nos vamos empapando de todas esas experiencias, llevándolas a nuestro día a día, convirtiéndonos en enciclopedias de como la situación más nimia se puede terminar complicando.
O lo que es lo mismo, cuando vivimos según que circunstancias vamos varios pasos más allá. Ante cualquier tontería sentimos el peligro soplándonos en la nuca y enseguida, recordando este o aquel caso, visualizamos los posibles derroteros funestos que se pudieran alcanzar. Y adquirimos un punto de alerta casi paranoico.
Mi mujer me dice “no seas cenizo, que siempre ves lo malo de las cosas“. A lo que yo siempre respondo que lleva razón… pero que tenga cuidado “por si acaso”
Pablo Romero. Abogado en Granada.
Fuentes: foto de entrada, foto de pie
Pablo Romero
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