Dile a una madre que su hijo es feo. Que ya puede ser una mezcla de Enrique San Francisco y el de los Hermanos Calatrava que la madre se cabreará. Normal. Acabas de herir sus sentimientos.
Y es que cuando interiorizamos algo, cuando lo hacemos nuestro, se vuelve “fibra sensible”. Y no te atrevas a tocarla. En ese caso da igual que se lleve o no se lleve razón, porque lo vivimos como algo personal. El ejemplo más claro es el fútbol. Inútil discutir con un forofo de su equipo.
Pues esto lo saben los que nos gobiernan (unos y otros). Y si les interesa nos bombardean con un tema para que lo sintamos como algo especial. Es lo que ha pasado con Cataluña. Por un lado los independentistas y por otro los que no. La gente se ha identificado tanto que han sacado las banderas a los balcones. Como en el fútbol, qué casualidad.
Y no seré yo el que lo critique. Es un problema muy serio y entiendo que el personal se posicione y defienda lo suyo. Lo triste no es eso. La pena es que a otros problemas igual o más graves, que quizás nos atañen más directamente, no les prestamos atención.
Los recortes en sanidad o educación. La precariedad laboral. La hucha de las pensiones. Los abusos del recibo de la luz. Los 60.000 millones que nos debe la banca. Todo estas son cuestiones por las cuales nadie expresa su disconformidad por la terraza. Como si no fuera con nosotros. Porque no los sentimos nuestros.
Y si no son nuestros, ¿de quiénes son? Pues muy fácil, de los políticos, que se apropian de los mismos y los manejan a su antojo.
Porque nos mantenemos pasivos. Pan y circo. Porque les dejamos hacer. La culpa es nuestra. El día que hablemos en un bar de cualquiera de estos temas con el mismo entusiasmo con el que lo hacemos de Cristiano Ronaldo todo cambiará. Los dirigentes no se atreverán a utilizar estas situaciones a su voluntad. Porque serán nuestras situaciones, serán personales, fibra sensible.
En breve se producirá una reforma laboral importante. Por lo que he leído, pinta bien. Eso espero. Porque en el 2012 ya hubo otra reforma, en la que se perdieron derechos. En la que, por la crisis, pagamos un alto precio. Mucha gente ni se enteró. Y tengo claro que si vuelven a hacerlo, no se verán banderas en los balcones.
(Imagen de la entrada realizada por Mario Serrano)
Pablo Romero
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