Parte amistoso, cuidado con lo que firmas.
¿Rellenar un parte amistoso es sencillo? Sí ¿no? Total, es solo decir quién ha tenido la culpa en un accidente….. Déjame que te lo cuente con un par de anécdotas.
Todos tenemos un cuñado que, viendo un partido de fútbol, y ante el fallo garrafal de un jugador de su equipo, grita a la tele con la vena saltada «¡¡¡so desgraciao!!! que tío más manta, ¡¡¡pero cómo ha podido fallar eso!!!!» (sin ir más lejos en los penaltis de España en el último mundial)
Y lo cierto es que a esa misma persona (que en la comodidad del sofá y con una cervecita en la mano está escupiendo sapos y culebras por la boca) me gustaría verla en un terreno de juego, con 80.000 hinchas presionándote desde las gradas, y con las pulsaciones a 150 por minuto.
Pues eso pasa con un parte amistoso, que parece algo sencillo, pero cuando te toca rellenarlo, la película es muy diferente.
El parte amistoso y los nervios a flor de piel.
Pongámonos en situación, acabas de tener un accidente de tráfico. Supongamos que te han dado por detrás justo antes de entrar en una rotonda (todo un clásico)
Te bajas del coche con el cuello hecho una piedra y medio mareado. Lo primero que te encuentras es al contrario muy exaltado, que encima que ha tenido la culpa pareciera querer pegarte. Y a eso añádele los pitos del resto de coches que, ante el atasco provocado, se impacientan, pasando a tu lado como alma que les lleva el diablo.
Total, cuando te vayas a poner a firmar el parte amistoso (modo irónico ON) vas a estar «la mar de tranquilo». Te lo digo por experiencia, porque todo lo que te acabo de contar me paso a mÍ. Y aun siendo un especialista en accidentes de tráfico y habiendo vivido esta situación una y mil veces a través de mis clientes, me costó centrarme y no meter la pata.
Pues imagínate cuando eres nuevo en la materia porque es tu primer accidente de tráfico. No vas a dar pie con bola y, a la hora de firmar el parte amistoso, eres capaz de reconocer que fuiste el toro que mató a Manolete. Toma castaña.
Eso es lo que le pasó recientemente a un cliente. Que dio con el típico «listo» que se ofreció a rellenar el parte amistoso para, acto seguido, firmarlo por ambos, y sin que se diera cuenta, le estaba colando en el parte que la culpa había sido suya (de mi cliente) y no del contrario (del que, en realidad, había provocado el accidente…vamos el «listo»)
Así que, cuando llega a mi despacho con su parte firmado y me lo enseña, le digo que, sin querer, la ha liado parda, y que ahora, darle la vuelta a la tortilla desdiciéndonos de lo reconocido en el parte, va a ser muy complicado. Encima de que te han golpeado con el coche, te toca pagar los platos.
Conclusión: si ahora rellenaras un parte amistoso, en la comodidad de tu sofá, con una cervecita en la mano, lo verías muy fácil. Pero ya sabes, cuando te toque hacerlo en medio de una rotonda o de una avenida, tendrás nervios como (quizás) para hacerte popó encima.
Llegado el momento, respira hondo y acuérdate de esta entrada, ojalá, en ese instante, te nazca hasta una sonrisa al visualizar estas palabras. Y con una sonrisa en la boca verás como todo será mucho más sencillo.
Pablo Romero. Abogado en Granada.
Abogado especialista en accidentes de tráfico.
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