«…y sin embargo se mueve»
Dicen que Galileo Galilei, cuando fue obligado a retractarse sobre su «insensata» teoría de que la Tierra circulaba alrededor del Sol, terminó diciendo entre dientes «…y sin embargo se mueve»
Pues algo así me pasa con algunos clientes que vienen a mi despacho.
En concreto, me refiero a propietarios de viviendas alquiladas a los que el inquilino no le paga. Me consultan sobre qué es lo que se puede hacer en estos casos. Y cuando les explico que la mejor opción es presentar una demanda de desahucio, muchos echan el freno de mano y me comentan que, antes de llegar a esos términos, van a confiar en la buena fe del arrendatario dándole una última oportunidad.
Y yo, que soy un hombre cauto y temeroso de Dios, por mucho que le aconseje en uno u otro sentido, tiro de prudencia y les animo a intentarlo. Porque quién no me dice a mi que al final terminen pagando. No seré yo el que, cuando el propietario está convencido de ello, le niegue esa posibilidad…
…pero lo cierto es que, como Galileo Galilei, y pese a darle la razón al cliente, no puedo evitar finalizar diciendo (con una mirada entre comprensiva y fraternal) que «al final me terminarás llamando».
Porque más sabe el diablo por viejo que por diablo y el que escribe ya peina canas. Y, salvo casos concretos en donde verdaderamente se le atisba voluntad al inquilino por arreglar las cosas, estas promesas de pago son solo brindis al sol, aprovechándose de lo buena gente que pueda ser el propietario para ganar tiempo. Cara dura marca España.
Y tú, desde tu experiencia lo ves claro cristalino. Ves venir el batacazo de realidad. De hecho, te gustaría equivocarte, y que no te tuvieran que volver a llamar. Pero, por desgracia, aunque el cliente siempre lleva la razón….»sin embargo, se mueve».
Esta semana un cliente ha vuelto a contactar conmigo. Le han tomado el pelo, pero, varios meses después, ya no hay hueco para más excusas ni milongas. Ahora sí, vamos a presentar la demanda de desahucio.
Pablo Romero, abogado especialista en desahucios.
Pd: parece que la anécdota de Galileo Galilei (que pronunciara esa frase) en realidad es mentira, pero sirva para dar sentido a esta entrada.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!