Gran invalidez: «no estoy loco».
Hace tiempo vino a mi despacho un cliente con la intención de solicitar una Gran Invalidez debido a una poliomielitis y escoliosis degenerativa que, por desgracia, agrava su situación cada día que pasa.
En concreto, mi cliente se encontraba y se encuentra impedido para utilizar sus extremidades inferiores, así como su brazo izquierdo. El brazo derecho, si bien no lo tiene inutilizado del todo, sufre una alta limitación de su funcionalidad.
O dicho en cristiano, no puede mover nada de nada sus pies y brazo izquierdo, y el derecho apenas le responde. De hecho, para hacernos una idea, si está comiendo, a poco que se lleve dos veces la cuchara de sopa a la boca, ya está literalmente agotado y necesita de la ayuda de terceras personas.
Partiendo de esta base, como os podéis imaginar, mi cliente no puede realizar por sí solo las funciones más elementales de nuestro día a día: lavarse, vestirse, trasladarse, etc etc
Así que iniciamos la pertinente reclamación de una Gran Invalidez.
El problema en este tipo de casos es que (salvo casos extremos) de primeras, apoyándose en un conjunto de informes médicos que niegan la mayor, siempre se obtiene la misma respuesta: «sus limitaciones no son para tanto»
Ya no es solo que, las personas afectadas, tengan que cargar con una incapacidad que restrinja y condicione su vida; es que encima «oficialmente», como si se estuvieran inventando un cuento chino, no se les cree o se les deriva a un psicólogo reprochándoles una patológica sugestión.
Y esto les genera una honda tristeza adicional que añadir a sus propias limitaciones.
Pues bien, recientemente la Jueza dictó Sentencia, y para nuestra alegría, dio por buenos nuestros argumentos, declarando a mi cliente en situación de incapacidad permanente en grado de Gran Invalidez.
Nunca olvidaré la llamada para darle la buena noticia. Son de esos momentos por los que merece la pena ser abogado. Llamadas donde tu interlocutor llora de emoción. Llamadas en las que te agradece desde lo más profundo de su corazón todo lo que has hecho y conseguido por ellos.
Pero no os engañéis, lo que en el fondo ansían este tipo de personas, lo que te agradecen entre lágrimas no es que le hayas conseguido una indemnización económica. Es que has demostrado que no se inventaban nada, que no estaban locos.
Has demostrado que llevaban razón.
Abogado de derecho laboral en Granada. Incapacidades permanentes (parcial, total, absoluta, gran invalidez)
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