Feliz, muy feliz.
A finales de 2012 (¡hace ya 6 años!) llegó a mis manos un asunto muy serio. Mi cliente sufrió un “percance” en el que lo podrían haber matado (de hecho sigo sin entender como las lesiones –gracias a Dios- no fueron más graves)
Era un asunto difícil, estaba muy cuesta arriba. Pero poco a poco se fueron dando pasos y avanzando en defensa de los intereses de mi cliente. Hasta 4 veces me lo archivaron en el Juzgado, y hasta 4 veces tuve que demostrar que sí había motivos para seguir adelante, luchando constantemente contracorriente.
Porque un cliente, un procedimiento, no es un simple expediente. Son personas que han tenido un problema y que recurren a ti para que les ayudes, para que les des una solución. Así entiendo mi trabajo. Y durante 6 años mi cliente y yo hemos creído en lo que nadie creía. Durante 6 años he peleado lo que nadie pelearía.
Hasta esta semana, que me han notificado la decisión del Juez, y hemos obtenido una Sentencia favorable. Un éxito que en el 2012 pocos hubieran pronosticado. Y no hay mayor satisfacción personal que saber que todo el trabajo ha dado sus frutos, que todos los esfuerzos no han sido en vano. Que la perseverancia y la fe en lo que haces tienen su recompensa.
Porque ya se trataba de una cuestión personal y porque mi cliente se lo merecía. Hoy me siento feliz, muy feliz.