Vuelta al curro, gafas nuevas y el doble de entradas.
Aquí me encuentro yo, en una nueva de mis entradas, con la agridulce sensación de cerrar agosto, mientras septiembre calienta para entrar inmediatamente en el partido. Atrás queda un mes respirando el lujo de no poner el despertador. Vuelta al curro, y con gafas nuevas.
Porque la edad no perdona, y las canas no son las únicas desvergonzadas que te susurran al oído que vas cumpliendo primaveras. Ahora hace su aparición estelar la vista cansada. Al mal tiempo buena cara, así que nuevo look para afrontar este lactante año laboral.
Y en estas que mi página web me avisa de que tengo ya más de 100 publicaciones. 100 entradas. Quién me lo iba a decir a mí cuando empecé con esta locura de escribir por internet «Pero, ¿quién me va a leer a mi si soy el último en llegar? ¿qué voy a contar yo que no se haya dicho ya?» El síndrome del impostor chantajeando a mi línea de flotación.
Más de 100 publicaciones en mi blog y ahora el doble de entradas.
Dice una de mis frases favoritas que «lo hizo porque no sabía que era imposible». En eso consisten los sueños. Y a estas alturas de la película me veo recibiendo todos los días consultas por doquier de gente que necesita ayuda. Me veo resolviendo dudas a diestro y siniestro, haciendo de aquel sueño una realidad.
Y, con la confianza de quien intuye se encuentra en el buen camino, doy un paso más. Todo al rojo, vamos a por todas. A partir de septiembre voy a tratar de publicar el doble de entradas. Dos por semana. Además, quiero dar cabida a reflexiones más íntimas. Porque no todo es jurídico. Que los abogados también somos personas.
Compartir con quién gusta leerme no solo palabras técnicas sino entradas personales, a veces con clara relación con el mundo del derecho, otras por el simple placer de gritar miedos y vivencias. Dar rienda suelta al lado más humano de quien se encuentra a este lado del ordenador.
Todo por alimentar este precioso proyecto que fue independizarme laboralmente y hacerme dueño de mi destino. Sin excusas, dándolo todo, pero eso sí, con gafas nuevas.
Os deseo a todos la mejor de las vueltas al trabajo. Vamos al lío.
Pablo Romero. Abogado en Granada.
PD: en cuanto a las gafas nuevas, quisiera agradecérselo públicamente a Manolo, gran óptico, mejor persona (e increíble su grupo de profesionales: Paulo y Alberto). Si también tenéis que lidiar con los avisos de la edad que te va regalando la vista, no dudéis en poneros en sus manos.
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