Divorciarse: más allá de lo legal.
Para mí, los temas de familia son de los asuntos más complicados. Porque cuando uno decide divorciarse, hay muchas variables, más allá de lo legal, que hay que gestionar. Déjame que te lo explique con una anécdota.
Hace poco vino un cliente a mi despacho porque quería divorciarse, ya que su mujer y él, desde hacía un par de años, habían roto su relación sentimental. Hasta ahí todo normal, así que me puse manos a la obra con la demanda.
Cuando ya la tenía hecha, y después de mandársela al cliente para que me diera su visto bueno, este me pidió una cita, quería hablar conmigo. Mi sorpresa fue cuando me contó lo que quería hacer.
Divorciarse cuando hay hijos por medio.
Al llegar a mi despacho, el cliente, con un apuro tremendo y pidiéndome mil disculpas de antemano, me pidió que cambiara el contenido de la demanda.
La cuestión es que este señor tiene una hija de 20 años, de la que, por desgracia, no sabe nada porque ella, pese a los intentos de mi cliente, no quiere ningún tipo de relación con su padre. Y lo cierto, es que este tipo de situaciones, legalmente hablando, le da derecho al progenitor a oponerse al pago de la pensión de alimentos.
Pero una cosa es a lo que se pudiera tener derecho legalmente y otra cosa es lo que hay de fondo: una hija a la que, por mucho que (por los motivos que sean) ella le niegue su atención, el siempre querrá. Porque divorciarse va mucho más allá de lo legal. Los temas de familia son una piñata de leyes y sentimientos. Un Juzgado, con sus códigos y normas, por mucho que quiera, nunca podrá dar respuesta o cicatrizar la herida más profunda que se tercia en este tipo de casos: el fracaso de un proyecto de vida y cómo afecta este revés a los hijos.
Así que mi cliente me pidió que eliminara de la demanda una serie de argumentos que podrían haberle ayudado jurídicamente, pero sin duda, hubieran terminado por ejecutar la última posibilidad de reconciliación que, por pequeña que fuera, pudiera tener con su hija. Porque la esperanza es lo último que se pierde.
De nuevo me volvió a pedir disculpas, me dijo que era consciente de que el profesional era yo, que no quería que lo tomara como una falta de respeto hacia mi labor como abogado. A lo que yo le respondí que no se preocupara. Que sabía que los temas de familia tienen una serie de componentes, a veces, invisibles a los ojos, que en realidad lo son todo. Es más, no solo es que no me molestara, es que comprendía perfectamente lo que me pedía: qué no haríamos por nuestros hijos.
Total, que modifiqué la demanda. Ahora hay menos artillería jurídica. Seguramente, al divorciarse, sea más complicado que un Juez le reconozca los derechos que realmente tiene mi cliente tiene. Pero, a quién le importa que te den la razón cuando lo que de verdad está en juego es el amor de un hijo.
Espero que, en un futuro, termine ganando su verdadera batalla.
Pablo Romero. Abogado en Granada.
Divorciarse no es sencillo, si quieres más información al respecto, tienes más información en esta entrada.
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