(con ansiedad…) ¡Feliz Navidad!
Ya os adelanto que habrá quién no entienda estas palabras, pero hoy me salgo del tiesto. Me voy a mojar.
Hace poco me decía un Fiscal que, en su trabajo, en este año que dejamos atrás, ha presenciado cosas que no había visto nunca. Que a la gente, perdiendo los papeles, se le está yendo la situación de las manos.
Sinceramente, no me extraña. Si lo piensas, desde aquel 13 de marzo de 2020, cuando nuestra rutina estalló en mil pedazos, llevamos bastante acumulado.
Por mucho que estemos vacunados, y aunque a veces sea de manera imperceptible, sigue haciendo acto de presencia un miedo hiriente en nuestros actos más cotidianos: desayunar en un bar, celebrar un cumpleaños, o sencillamente dando un sentido abrazo a ese ser querido.
El simple hecho de ponernos la mascarilla es un desgarrador recordatorio de que ya nada es igual. Esta semana muchos veremos la actuación de Navidad de nuestros peques a través de un frío vídeo porque ya no es posible estar presentes junto a ellos, y duele el alma. Nuestro día a día está minado por una incertidumbre que no nos permite descansar.
Todo se traduce en una tensión constante que nos priva del mínimo exigible de tranquilidad. Una tensión constante que, mientras busca su vía de escape, nos genera ansiedad.
Y el problema es que, en nuestra sociedad, ese desasosiego es tabú.
Lo veo cuando un cliente se sienta en mi despacho. Están agobiados porque tienen miedos y problemas (si no, no buscarían la ayuda de un abogado), pero muchos tratan de maquillarlos por esa absurda vergüenza que tenemos todos a reconocerlo, por esa ilógica autoexigencia a sentirnos fuertes frente a viento y marea, sin que quepa admitir que nos cuesta respirar.
Pues no, vivimos tiempos complicados, el año 2020 fue de locos y el 2021 tampoco ha dado tregua. Así que toca ponerle nombre y naturalizar. Para superar cualquier enfermedad primero hay que diagnosticarla, y hablamos de salud mental. Toca admitir nuestra angustia, por pequeña que sea, y gestionarla.
Y una de las mejores maneras de empoderarnos frente a ella es la felicidad. Ahora llegan días que destilan un brillo especial. Días de compartir vivencias con los nuestros, días de regalarnos sonrisas y alegría, que nos ayudaran, sin duda, a rebajar la ansiedad.
Por eso, este año más que nunca, te deseo una…..¡Feliz Navidad!
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