Por fin, llegan las vacaciones.

Lo cierto es que las necesito más que nunca. Siempre digo que tan importante es darlo todo en el curro como saber descansar. Y, a fecha de escribir estas palabras, me encuentro con la batería bajo mínimos.

Esta profesión es preciosa, pero muy sacrificada. Además, ser autónomo es casi un acto de fe, en el que te sientes cada mañana nadando contracorriente.

Pero ya sabéis, quejarse no sirve de nada, absolutamente de nada. Así que, como digo todos los años por estas fechas, toca pararse y respirar, reponer pilas con la familia y reflexionar sobre los pasos dados y los que están por venir.

Vacaciones, tiempo para descansar y reflexionar.

Primero, en cuanto al año laboral que dejo atrás, he de decir que ha sido un curso profesional muy satisfactorio. La verdad es que estoy muy feliz y tremendamente orgulloso de toda la gente que ha decidido confiar en mí. No os podéis imaginar cuánto, es lo que más me llena, cada agradecimiento de un cliente es un regalo.

En cuanto a lo que está por venir, toca pensar en cómo seguir avanzando. En la vida solo está muerto lo que no se mueve. No queda otra que continuar en movimiento, creciendo hasta el último aliento. Soñando los nuevos proyectos. Luchando por compatibilizar el ser autónomo con la felicidad (ese difícil equilibrio entre la vida personal y laboral). Es lo bueno de tener tu propio negocio: no hay excusa que valga, por lo que te mantienes vivo y capaz.

Benditas vacaciones para echar el freno de mano y estar con los tuyos. Benditas vacaciones para reposar, ver las cosas con perspectiva, y reflexionar.

La vida son dos días y ahora toca desconectar. Apaguemos el despertador, cambiemos el maletín por el cubo y la pala. La chaqueta por el bañador y las chanclas. Que cada día de agosto sea una sonrisa. Os deseo la mejor de las vacaciones, llevamos todo el año «currándonoslas»… a disfrutar!

Pablo Romero, abogado en Granada.

Abogado en Granada.