Esa labor silenciosa.
Los abogados (como los fiscales y los jueces) estamos constantemente leyendo atestados. Y lo hacemos sumergidos, por la reiteración y la costumbre, en una cierta inercia, en una banalización de lo sucedido. «Otro día en la oficina».
Leemos como «fulanito de copas» cogió un bolso de una tienda. Y agentes de la Policía, tras salir corriendo detrás de él, lo pillaron y lo llevaron al calabozo. Seguramente es la vigésima vez que lo atrapan con las manos en la masa. Casi nos recuerda a nuestra infancia jugando a policías y ladrones. «Te pillé»
O como la Guardia Civil monta un control en medio de la carretera, y tiene que aguantar la fase de «exaltación de la amistad» del borracho como una cuba, mientras lo sacan del coche y lo dejan sentado un ratito para que se le pase el «cebollón».
Y como os decía, todo esto lo leemos como si tal cosa. Sin ser conscientes de lo que se esconde entre líneas. De esa labor silenciosa.
Y es que, como me decía un buen amigo policía, cada vez que sales corriendo detrás de un caco, por muy perro flauta que sea, no sabes si de pronto se va a volver con un cuchillo y ahí se acabó la historia. No sabes si una decisión desafortunada por parte del choriguay, y no volverás a ver a tu familia…
Esta entrada la escribí un 15 de octubre de 2018, un día profundamente triste pues, desgraciadamente, falleció un Guardia Civil en Granada haciendo su trabajo, velando por la seguridad de los demás. Haciendo esa labor silenciosa. Todo mi agradecimiento y respeto a las fuerzas y cuerpos de seguridad. Descanse en paz.
Pablo Romero. Abogado en Granada
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