Tienes un hijo. Y cada vez que lo montas en el asiento de atrás te vuelve loco/a. Lloros, pataletas, soltándose cual Houdini de las correas. De hecho alguna vez has estado a punto de tener un accidente por ir más pendiente del enano que de la carretera. Así que has decidido poner la sillita de tu pequeño en el asiento…
